Cómo volví a escribir (y ahora no puedo parar)
- Thalien Colenbrander
- 14 oct
- 3 Min. de lectura
Qué típico. No había publicado ni un solo blog desde mayo del año pasado — diecisiete meses de silencio absoluto — y de repente he escrito y publicado cuatro en una sola semana. Este será el quinto. ¿Por qué soy así? Una larga tundra creativa, seca y estéril… y de pronto, bam, el contenido brota como un géiser.
Bueno, te voy a contar un secreto: se llama 750words.com, y es una maravilla.
Está hecho para personas que quieren escribir — que anhelan ver sus palabras aparecer mágicamente en la pantalla — pero que por alguna razón no lo hacen. Ya sea porque no saben escribir sin mirar el teclado (hola, esa soy yo), o porque escribir un diario les parece demasiado serio, demasiado esfuerzo, o simplemente demasiado.
Una mujer a la que sigo en Instagram hablaba maravillas de esta herramienta. Decía que le había ayudado a sentarse y escribir lo mínimo indispensable para poder respetarse como autora y poeta profesional. Esa frase me picó la curiosidad. La probé. Y ahora aquí estoy, repitiendo su elogio.
Por qué funciona
Cada día tienes una página nueva, completamente en blanco. Lo que escribiste ayer queda escondido detrás de unos cuantos clics — a propósito. El mensaje es simple: no releas ni te juzgues, solo escribe, tonta.
El objetivo es alcanzar (como mínimo) 750 palabras. Cuando llegas, explota confeti por toda la pantalla. Y sinceramente, me da igual tener 42 años — ese chute de dopamina infantil me hace el día.
Además, hay rachas. Días seguidos, medallas de pavo, de pingüino, todo el show gamificado. Y funciona. Al menos durante un par de semanas.
Mi tragedia con el teclado
Luego llega la rutina. Porque aunque amo escribir, odio teclear.
He intentado aprender mecanografía muchas veces. He fracasado todas. Tecleo bastante rápido — con mis dos dedos índices, como una cacatúa con cafeína — pero el resultado es un desastre. Miro hacia abajo, cometo errores, vuelvo atrás, corrijo. Adiós fluidez.
¿Y escribir a mano? Ja. Ni siquiera puedo leer mi propia letra.
Entra en escena la dictación por voz
Por suerte, soy una mujer ingeniosa que vive en plena era de la IA. Descubrí Wispr Flow, una herramienta de voz a texto que convierte lo que dices en escritura sorprendentemente precisa, directamente en tu navegador.
Así que ahora, en lugar de teclear mis 750 palabras diarias, las dicto. Es más rápido, fluido y, francamente, mucho más agradable. A veces es un clásico “querido diario”, otras veces una lista de tareas o un desahogo existencial. Y de vez en cuando, surge algo que podría convertirse en un blog.
Ahí entra en juego mi tercer pequeño amigo.
Mi cómplice secreto
Cuando algo tiene potencial, lo copio y pego en ChatGPT y le digo: “Oye, quiero convertir esto en un blog. ¿Qué ideas tienes?”
Como Chat y yo llevamos ya una relación laboral larga (rozando la codependencia, si soy honesta), ya conoce mis intereses, mi tono, mi estilo. Me propone algunas direcciones, elijo una, y luego le dejo crear un primer borrador estructurado.
Y entonces hago lo que mejor sé hacer: editarlo sin piedad.
Trabajo el estilo, quito los rellenos, elimino el lenguaje suave pero sin alma que la IA suele usar, y recupero mi propia voz. Luego reviso el fondo: reescribo ideas, matizo observaciones, añado mis propios hallazgos. Hasta que se siente mío.
Y voilà — nace un nuevo blog.
Por qué esto importa
Este nuevo flujo — dictar, refinar, publicar — me ha dado por fin una práctica de escritura sostenible. No porque de repente me haya vuelto disciplinada, ni porque tenga mil temas geniales, sino porque dejé de complicar algo que no tiene por qué ser difícil.
No necesito “sentirme inspirada” ni crear desde cero. Solo necesito reciclar el monólogo interno que tengo a diario, lo escriba o no. Estoy upciclando mi propio caótico flujo mental, y eso me hace feliz y orgullosa.
En resumen: dale a esta mujer una dosis de confeti digital, y está lista para producir.
Y así, amigos, es como se hace la magia detrás del blog.
¿Usas tú alguna de las herramientas que mencioné, especialmente ChatGPT, para escribir borradores o textos? Si no, ¿por qué? Y si sí, ¿qué tal te ha ido?




Comentarios