El Triple Tesoro: Medicina Ancestral, Trabajo Somático y Sistemas de Familia Interna (IFS)

La somática está viviendo su momento.

Todo el mundo parece estar hablando de la regulación del sistema nervioso, la respiración, la encarnación. Incluyéndome a mí, ja. Y sí—todas esas herramientas son importantes. Nos ayudan a bajar el ritmo, sentir más, y aflojar el agarre del modo supervivencia.

Pero he notado algo.

Muy a menudo, ahí nos quedamos.

Confundimos conciencia con transformación.

Confundimos soltar con resolver.

Un suspiro con integración.

Y si hay algo que he aprendido a lo largo de los años—en formaciones, ceremonias, y simplemente viviendo una vida desordenada y hermosa—es que la verdadera sanación no sucede a través de una sola técnica. Al menos, no para mí.

En cambio, hay una especie de trinidad que sigue apareciendo. Una combinación que, junta, ha abierto puertas que nada más pudo abrir. La llamo mi Triple Tesoro:

Trabajo somático. Medicina sagrada ancestral. Internal Family Systems (IFS).

Déjame hacer una pausa y dar algo de contexto—porque no todas las personas que leen esto conocerán estas modalidades.

La ayahuasca es una bebida sagrada del Amazonas, usada por siglos por pueblos indígenas para sanar, recibir guía espiritual y conectar con lo invisible. No es una droga recreativa. Es una maestra—y a veces, una bastante dura. La ayahuasca me ha mostrado partes de mí que ni sabía que existían, me ha reconectado con la Tierra, con mi madre (tanto literal como simbólicamente) y me ha ayudado a sentir verdades que mi mente no podía acceder o que mi corazón no podía digerir.

El bufo alvarius, también llamado “el sapo” o simplemente Bufo, es un enteógeno poderoso extraído de la secreción del sapo del desierto de Sonora. Su ingrediente activo, 5-MeO-DMT, puede disolver el ego por completo en segundos, llevando a menudo a una experiencia directa de unidad o Fuente. Para mí, el Bufo fue como ser disparada desde un cañón hacia el corazón de todo—y luego coserme de nuevo, con más amor y conciencia que antes. Una experiencia absolutamente abrumadora, que hizo añicos todo el marco que tenía del mundo y de mí misma. Suena aterrador dicho así, pero en realidad, no había un “yo” que pudiera sentir miedo. Yo era disparada por el cañón, pero también era el cañón. Estaba en el corazón de todo, pero también era el corazón de todo. Fue una experiencia no dual en el sentido más puro.

Sistemas de Familia Interna (en inglés Internal Family Systems, IFS) es un modelo terapéutico que lo cambió todo para mí. Ve la psique como un conjunto de “partes”—cada una con sus propios miedos, roles y deseos. ¿La parte de ti que se autosabotea? ¿Que procrastina? ¿Que entra en pánico en las relaciones? No está rota. Está protegiendo algo. IFS nos enseña a encontrarnos con estas partes no con fuerza, sino con curiosidad y compasión.

Y el trabajo somático, en esencia, es sintonizar con el lenguaje del cuerpo. No se trata solo de calmarse—se trata de volverse curiosa. ¿Qué me está diciendo esta tensión? ¿De qué intenta protegerme este síntoma? ¿Qué sabiduría está codificada en mi contracción?

Entonces, ¿por qué llamo a esta combinación el triple tesoro?

Porque al mirar atrás, los cambios más significativos en mi vida—cuando las cosas realmente empezaron a sentirse diferentes, no solo temporalmente mejor—vinieron de una danza entre estos tres.

La medicina ancestral abrió el portal.

El trabajo somático me ayudó a quedarme con lo que surgió.

IFS me dio las herramientas para relacionarme con ello con amabilidad, claridad y autoliderazgo.

Y si pudiera añadir un cuarto, sería la Curiosidad.

La curiosidad es una energía suave y expansiva. Es lo que extiendo hacia una persona que me interesa, un ser que quiero comprender, o un fenómeno que todavía no entiendo. Me abre. Me expande. Y creo que eso la hace una aliada poderosa en el trabajo interior. Cuando me encuentro con mi mundo interno desde la curiosidad—sin juicio, sin urgencia—el terreno se ablanda. Me vuelvo más disponible a lo que hay.

Pero la curiosidad no es solo una herramienta terapéutica. Para mí, es una especie de brújula. He notado que cuando algo despierta mi curiosidad, eso ya significa algo. Es como una invitación sutil de la vida—una pequeña señal en el camino. Y cuando la he seguido, casi siempre me ha llevado a algo significativo: una conversación que me cambió, un libro que me abrió una puerta, una nueva práctica (¡hasta una nueva vocación!), una persona, o una parte de mí misma.

Lágrimas, temblores, exhalaciones profundas en el trabajo somático no significan necesariamente mucho. Es una liberación de tensión, sí, y puede ser mejor que nada. Pero si no abordamos la raíz de esa tensión, solo estamos rascando la superficie. Los patrones siguen enraizados. Porque soltar y tomar conciencia no es suficiente. Es solo el primer paso. Luego viene la curiosidad—pero la mayoría de la gente no llega ahí. Porque la curiosidad implica enfrentar la incomodidad, y nuestro instinto es evitarla.

Ahí es donde entra IFS. Te ayuda a construir una relación con las Partes de ti que resisten el cambio—las que tienen miedo de soltar lo conocido. Crea suficiente seguridad interna como para explorar nuevas formas de relacionarte contigo misma en tu vida cotidiana.

Vivimos en una cultura adicta a las soluciones rápidas y a los momentos “ajá”. No es de extrañar que la ayahuasca se haya vuelto tan popular en los últimos años. Solo toma la poción mágica y mamá aya resolverá todo por ti. Queremos esa ceremonia que lo cambia todo. Ese libro. Esa práctica. Pero la verdadera medicina está en cómo nos preparamos, cómo nos presentamos, y cómo integramos. A pesar del subidón post-ceremonia, que podría hacernos creer lo contrario: el cambio todavía requiere tomar una decisión y luego actuar en consecuencia.

Y cuando no actúo… bueno, el universo simplemente me sirve la misma lección otra vez. He tenido ceremonias que me mostraron la misma lección varias veces antes de finalmente decidir hacer algo al respecto. Ufff.

De nuevo, aquí es donde IFS me ha sido tan útil.

Me ha ayudado a hablar con las partes de mí que resisten el cambio—las que tienen miedo de soltar, incluso cuando algo mejor está tratando de entrar. Crea suficiente seguridad interna como para probar algo nuevo.

Y al final, todo se reduce a esto para mí.

No los downloads cósmicos.

No los fuegos artificiales.

Sino las formas silenciosas en que empezamos a vivir distinto—porque algo dentro de nosotras se siente más seguro, más suave, más visto.

Eso es sanación. Eso es integración. Eso es el triple tesoro.

Y juntos, estos tres puentes entre la ciencia y la espiritualidad nos ofrecen tanto la comprensión como la experiencia de sanar.

Foto: yo, integrando mi primera experiencia con Bufo en 2022.

Has probado alguna vez la medicina ancestral, el trabajo somático o la terapia de Internal Family Systems? Si es así, qué aprendiste y de qué forma cambió tu vida? Y si no, sientes curiosidad por alguna de estas prácticas? Ya sabes lo que opino sobre la curiosidad... 😉